Hoy hace 55 años que las empresas eibarresas fabricantes de armas decidieron unirse y aunar esfuerzos para tratar de dar solución a sus problemas: la necesidad de ordenar el mercado y fijar precios mínimos a la exportación, la continua devaluación de la peseta, las demandas millonarias de responsabilidad civil en EEUU, la formación de trabajadores, la normalización de piecerío, normativas cada vez más restrictivas sobre armas, problemas de calidad de los aceros de los cañones, la abultada morosidad, etc.
Nació así la Asociación Armera, con sede en la Plaza Unzaga de Éibar, de la mano de 65 fabricantes de escopetas y armas cortas que producían 450.000 armas al año y empleaban a más de 4.500 personas.
Con el tiempo, tras varias crisis económicas y una reestructuración, la industria armera de nuestra comarca ha sabido reinventarse, incorporar las nuevas tecnologías a la producción y crecer. Desaparecieron aquellas empresas que habían dejado de ser competitivas para dar paso a un nuevo panorama con una industria armera moderna, con un alto grado de especialización y una gama de productos acomodados a la nueva demanda.
En un mundo en transformación en que los centros de producción migran a países de mano de obra barata, la industria armera ha sido capaz de mantener la manufactura eibarresa y exportarla a los cinco continentes.
Así, de la mano del propio sector, la Asociación Armera se reorganizó y dio entrada a nuevos subsectores ligados a la caza y el tiro deportivo: distribuidores de armas y equipamiento de las marcas más prestigiosas a nivel internacional, fabricantes de cuchillería, ropa, calzado y platos para la práctica del tiro.
Las empresas eibarresas de escopeta se han especializado en paralela y rifle de alta gama, recogiendo el testigo de la tradición conjugando en equilibrio la artesanía y perfección en los acabados con los últimos avances de la técnica. Fabrican armas de lujo muy demandadas en los mercados internacionales.
El subsector de la avancarga se ha posicionado a la cabeza a nivel mundial y ha diversificado la producción hacia el rifle de precisión y la fabricación de cañones.
Los fabricantes de cartuchería de caza se han reestructurado, modernizando sus instalaciones y haciendo de la calidad una prioridad, convirtiéndose en un referente a nivel mundial con unos niveles de exportación que superan el 90%.
Los fabricantes de carabinas de aire comprimido han perfeccionado su producto, la importancia del éxito radica en la calidad de los cañones y en la capacidad de innovación continua del producto.
La industria crea e innova y se adentra en las nuevas tecnologías aplicadas a las armas, la electrónica como componente de las armas, polímeros especiales se incorporan a la cartuchería.
En definitiva, la industria armera del siglo XXI es moderna y en continua adaptación a un escenario también en transformación.
ASOCIACIÓN ARMERA
Marta Gómez – Gerente